Como nos
suele suceder todos los veranos, se nos pasó el tiempo. Era casi el
momento de irnos de vacaciones y no teníamos nada decidido.
El
año anterior estuvimos en un hotel en Tenerife y nos apetecía algo
distinto. Pensamos en un crucero, pero al ser ya tarde para eso, nos
pareció caro, más aun de lo habitual para ese tipo de viajes, que ya de
por si lo son.
Se nos ocurrió entonces alquilar una autocaravana. Lo miramos por Internet y vimos, sorprendidos, que aun se podía hacer.
Teníamos
la duda entonces de ir a Venecia, a donde los chicos le hacía mucha
ilusión, pasando por la Costa Azul, o ir a Normandía, donde las playas
del desembarco también les hacía tilín.
Optamos por lo último. Pensamos que Venecia y las playas francesas estarían a tope de gente en agosto.
Lo
hicimos. Debimos pasar a retirarla el día 19 de agosto a las cuatro
de la tarde y devolverla el 29, antes de las diez de la mañana. Fue una
McLouis Lagan 211 de cuatro a seis plazas, lo primero preferentemente.
Pedimos que nos entregasen con ella un adaptador para las tomas de
corriente francesas (nunca lo usamos), un par de libros con información
de donde podíamos pasar las noches y un GPS que nos vino de maravilla.
El precio fue 1800 Euros, más 71 en los complementos con un descuento de 180 Euros. Total 1691 Euros.
Debimos entregar una fianza de 600 Euros, que posteriormente nos fue devuelto.
Y así empezó la aventura.
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